jueves, 24 de abril de 2008

Insoportable

Estás sentado a mi lado,
me miras, nos miramos.
Espasmos manipulan mis músculos,
espasmos, estos que me causas.

El viento acaricia mi espalda descubierta,
y tú, sin levantar un dedo,
me entierras debajo de tus pies.

Me estás matando, así es.

Me matas al tiempo que tu piel choca con el viento,
al tiempo en que mi voz muta al infinito,
al tiempo en que tu olor se cruza con el mío,
y al tiempo en que no podemos disimular ni un poquito.

Decir adiós en un día frío

Y ahí te encuentras, en aquel café, en aquel día, y a aquella hora. La mesera se acerca a tu mesa con papel en mano y pluma en la otra. Ordenas un expreso, y ella se va.
Tus pies te duelen por la interminable caminata que has dado. La hidratación abundante en los ojos te obligan a parpadear más de lo debido, y esas ojeras te hacen lucir aún más demacrada.
El lugar es sencillo, sin nada de complicaciones, solo mesas, sillas, manteles a cuadros y finalmente una barra. El frío te congela la naríz desde que abandonas la casa. Tus cabellos largos se mueven al ritmo del viento invernal colmándolos de vida.
No se observa multitud alrededor, solo una pareja de jóvenes sentados hombro con hombro, tal vez por el mismo viento helado que enfriaba hasta las uñas. También había un viejo de piel nívea, con arrugar por todo el rostro, debería de tener unos setenta y tantos.
Llega el expreso, lo tomas y das un solo sorvo. Observas la silla vacía que se encuentra frente a ti, y lo recuerdas. Es muy difícil decir adiós, cuando en sus ojos viste tu reflejo y te acostumbraste a verlo en ellos. Le das dos, tres, cuatro sorvos más, y no te habías dado cuenta que tus mejillas se vuelven a humedecer al contacto de tus lágrimas rodando por tu cara. Tu pecho se comprime queriéndo sacar todo, y los sollozos son implacables, insoportables. Tienes los puños bien cerrados, pero poco a poco se suavizan. Te levantas rapidamente y pagas.
Ya afuera, el viento te recuerda lo fríos que estaban sus dedos la última vez. Tocas los tuyos y se encuentran extrañamente igual. Es difícil decir adiós, y más en un día tan frío como este.

domingo, 20 de abril de 2008

Damien Rice- 9 Crimes

"...it's the wrong kinda place to be thinkin' of you..."


Sin querer, lo hice
Lo hice porque soy humana
porque uno no se puede tapar los ojos
y fingir no sentir deseo.
Lo hice y no me arrepiento
porque el cuerpo es algo tan fino
y tan sabio, que no se cuestionan sus anhelos
solo se cumplen, siempre.
Lo hice, porque mis sentimientos me lo gritaron
desgarraron mis sentidos, y me mataron poco a poco.
Porque la humedad de mis ojos hirvió
se deslizó por mi cara, mi cuello, mi pecho
a mi abdomen, y finalmente al paraíso.
Lo hice, es cierto.
¿Debo estar arrepentida?
No lo estaré,
porque lo hice
lo hice en mis sueños
lo hice en la sombra de mis deseos
en el lugar fresco que está entre sus brazos
y lo hice en cada noche fresca,
de tormentas y lluvia.
No me arrepiento
porque vi mis ojos brillar reflejados en los suyos
y sus dedos deslizarse sobre mi piel
porque sus labios me adormecieron
y porque fui libre por primera vez.

viernes, 18 de abril de 2008

Algunos Haikús

El matíz verde
se escurre, mis ojos
tornasolado.

Sus impetuosos
músculos inmóviles
lloraron en el mar.
Transparentoso
líquido en las hojas
momento verde.
Rabiosos perros
espuma blanca brota
en tu presencia.
Intencionada
la crueldad en tus ojos
acorralada.
Color paleta
un sabor insinuoso
hipnotizada