domingo, 16 de noviembre de 2008


"...You gave me three cigarettes to smoke my tears..."

Búsqueda

¿Y si no tengo aliento para decir que no? Son las once y media de la noche y sigo buscando la respuesta. Busco entre las cosas que estaban guardadas en el baúl de la esquina de la habitación, mas no llego a encontrarla. Sumergida en polvo y aces de luz provenientes del ventanal, me encuentro sola una vez más, en busqueda de lo que siempre se me va de las manos, de lo que no pude controlar. Tal vez entre las fotos, el polvo o la ropa vieja lo encuentre, no lo sé. Solo quiero encontrarlo e irme de aquí, vacía de manos y llena de eso que perdí. Vuelo hacia la cama y me siento en la orilla, podría ser que se apareciera de repente. Volteo y recorro con la mirada cada espacio, esquina y orilla de la habitación. Nadie conoce este lugar, nadie sabe lo que he hecho aquí, nadie sabe que existe, está impregnado de mi olor, de mis gestos, de mis sueños. Sé que he llorado aquí, sé que he querido morir aquí, sé que hemos hecho tantas cosas aquí, sé que me he condenado aquí, por ti. Vuelvo a levantarme, pero el peso de mi cuerpo es impresionante, mis piernas ya no soportan. Busco otra vez, ahora entre el montón de libros que están en la mesa de aquella esquina. El polvo contenido en ellos me abruma, pero logro tomar uno. Lo abro. Una nota separa una página de todas las demás, y leo:

Esque el café no ayuda
ni el chocolate ni el cigarro
ni la música, ni el licor.
Esque el viento no murmura igual
ni las voces, ni la mía
ni los rumores nocturnos
ni el sueño, ni el descanso
tampoco el escribir.
Esque nada sirve, no hay remedio
nada de nada,
ni todo de algo
ni algo de todo....


nada sirve para olvidar...



Lo encontré.