martes, 24 de febrero de 2009

Búsqueda y encuentro


Lucía busca en su habitación aquella blusa blanca que solía gustarle tanto. El sol se filtra por el nítido vidrio de la ventana formando pequeño aces de dorada luz iluminando la estancia y el blanco piso busca un poco del reflejo de la realidad que mora sobre él. En la casa vacía no existe sonido alguno que pueda perturbar la tranquilidad difuminada. Lucía saca y saca la ropa de todo su armario y cajones. Al fin la encuentra arrugada debajo de todo, agotada y triste. Constantemente parece que las paredes regresan un eco extraño y vacío por cada movimiento que de ella se desprende. Parece ser que está sola otra vez. Lucía quiere saber por qué, pero sabe que no hayará respuesta entre esas blancas paredes, ni entre esos ecos sin nombre, y tampoco entre sus ropas tiradas en toda la habitación. Lucía baja la cabeza hacia el suelo blanco y limpio. El azulejo blanco ha encontrado la realidad, y Lucía ha encontrado por fin lo que es la soledad.