lunes, 24 de agosto de 2009

Imoprtancia de ser



Importancia de ser,

carencia de estar.


Mezclas espiraladas de tormentas,

donde para ser felíz,

no necesitas vivir,

sonreírle a los fantasmas materiales.


Contexto intoxicado,

dañado,

tan lleno de nada,

vacío de todo.


El brillo de los ojos de la bondad se difuminó,

ante el vaivén de exterminios de vida,

plasmados solo en recuerdos,

de masas afligidas.
Fotografía: Niños (de la serie Paquistán) Peter Rodger

A veces es bueno...

Ahora soy irreal,
sí, como escuchaste.
Mi mente está atrapada en una espiral multicolor
La secuela de tu ausencia lo hizo,
entre espasmos y calambres del corazón.
Mis pies no llegan a tocar las piedras que en el suelo pernoctan,
tras un día de estar tan rígidas, suaves.
Yo, entre pastizales,
como sangrando colores vivos,
los colores de tu huída, sigilosa.
Me dueles y nos dolemos.
Esta metamorfósis de vida cada vez nos duele más.
En el caudal que descansa mi inconsciente,
empieza su evolución.
Mis pies van desapareciendo,
no caminaré.
No porque no quiera,
sino porque a veces es bueno volar.

La puerta


Y entraste por la puerta trasera de mi corazón, mientras yo estaba incompleta. Entre los espasmos de soledad, y entre la necesidad de piel. Sí, entraste por la puerta trasera de mis pupilas, en una tarde de sol y espirales animadas.
Por la puerta trasera entraste, y por la misma puerta saldrás.