Ella

Y sin siquiera haberla visto ultimamente, siempre es ella el tema de conversación. Por alguna extraña razón, estamos acostumbrados a invocar su nombre, en cualquier momento: en la mesa, en el auto, en el pasillo, en la cocina. Estos siempre se funden junto con su nombre. Tal vez sea sólo una válvula de escape, para sentirnos tranquilos, o tal vez es que es necesario hablar de ella.

No conocida para mi y no sé si la llegue a conocer, sólo tengo esos comentarios y explicaciones aliviándome un poco los espasmosos cuestionamientos, que me hacen creer que nunca formé parte de su vida. Creencia un tal errónea, ya que, hubo algún tiempo en que ocupamos el mismo espacio y respiramos el mismo oxígeno, un tiempo en que ella fué felíz, teniéndome tan cerca. A veces suelo creer que acariciaba maternalmente su vientre, de tal forma, que recuerdo haberlo sentido. ¿Qué no daría yo por haberla conocido?. En fín, de esto yo, nunca hablo. Siempre me callo, y pongo atención, como un alumno en pleno acto de aprendizaje. Pero ellos siempre mencionan su nombre, sus gestos, sus modos, sus actos, mi semejanza a ella, todo. Hablan de ella, como si la fueramos a ver en un rato, hablan de ella sin que esté aquí.